jueves, 8 de octubre de 2009

Sección perfumes

Capitulo 4-

Matt caminaba con grandes pasos y cuando llegó a lo que parecía otra escalera de caracol, pero esta vez de cristal y metal galvanizado, se detuvo a esperarme con los brazos cruzados y un pie impaciente.
Pero no me podía ver ya que estaba dándome la espalda.
- Dios mío.- dije en voz alta.

El chico ni se inmutó, cuando sintió que ya estaba bastante cerca comenzó a subir la escalera haciendo mucho ruido.
Respiré hondo y decidí seguirlo.
¿A dónde me llevaría esta vez?

Salimos a un piso que en lugar de paredes poseía ventanales, con sus respectivas cortinas blancas y relucientes de cuero fino.
No pude evitar una exclamación de asombro.
- Como ves, este es nuestro Play Room .- dijo como si nada y estirando sus largos brazos mostrando el lugar que contenía varios sillones blancos y negros. La mayoría estaban enfrentados a plasmas o mesitas del mismo cristal y metal de las escaleras.

En el centro hacia mi derecha percibí una pequeña chimenea, varias fotografías y retratos de la dueña de casa entre otros. Había varios estantes con juegos de mesa variados. Y en otra punta una barra con un mini bar y copas que colgaban de un estante de madera que se suspendía desde el techo sobre la barra.
Cerca de la chimenea se encontraba una escultura preciosa de un caballo de porcelana arrodillándose.

Pero lo que más me dejó atónita, aparte del lugar, fue cuando dijo “nuestro”. ¿Acaso vivía también en la mansión? No pregunté absolutamente nada, me limité a asentir.
Estaba segura que luego tendría tiempo para charlar de esto con mi amiga.
¿Qué estaría haciendo en ese momento? Se había marchado muy angustiada…

Matt se había puesto a acomodar unas revistas que parecían recién llegadas, ya que todavía conservaban su envoltorio. Tomó unas cuantas y las llevó hasta la otra punta del piso para acomodarlas y ordenarlas en una estantería que estaba casi repleta.
Pasé por la mesita donde se encontraban las que todavía no acomodaba.
Distinguí su rostro en una de las tapas de las revistas. Me fijé que no mirara, aunque realmente se lo veía ocupado clasificando los tomos.
Con delicadeza, moví las revistas que se encontraban encima y saqué de una punta con mucho cuidado, la que me interesaba.

Sin duda era él, me encorvé un poco más para apreciarlo mejor. La foto era de él en medio de una playa, junto a una cálida fogata y vestido con ropas muy caras pero rotas a propósito como si fuera un millonario naufrago.
Su rostro era de pura ternura, algo que me desconcertó.
-No toques nada, granjera.- me dijo de repente pero sin mirarme, asustándome.

Mi corazón latía a mil, aproveché esa advertencia para volver a acomodar esa revista en su lugar.
Cuando lo hice, traté de dirigir mi atención a otra cosa para olvidarme de lo que había visto.

Aun estaba ruborizada, mientras fijé mi mirada en las diez consolas de video juegos y en una vieja rocola que estaba a su lado.

En mi casa tenía unos cuantos vinilos que había heredado de mi tío, mi padre y mi abuelo, así que tenía de variados estilos y sabía bastante de música aunque no pareciera.
Sin mirar, noté como Matt regresaba por las otras revistas. Se detuvo un poco más de lo que lo había hecho la primera vez.
Cerré los ojos orando porque no se haya dado cuenta de lo que había visto.
Luego volví a escuchar sus pasos, y mi sangre volvió a mi rostro.

Lo miré, tornando mi cabeza muy lentamente. Ya estaba acomodando las últimas revistas, no pude notar si ya había clasificado la que se encontraba él, pero pude notar que hasta en cuclillas era perfecto.
Advertí un pequeño tic, que era el de acomodarse el pelo cuando hacía las pausas para pensar en donde ubicaría la próxima revista.
Me di vuelta y caminé varios metros hasta el caballo que parecía arrodillarse ante su amo.
Que escultura tan impactante, pero ahora, de alguna manera, veía que encajaba perfectamente en ese mundo.

- Listo, ahora te tengo que mostrar la piscina para que sepas donde esta, así no te tropezaras ni caeras en ella.- Volvía a mostrar su ironía, mis mejillas se pusieron bordó de la furia y la vergüenza que me embargaban.

Mientras bajaba, miró hacia arriba, yo estaba aún vestida con mi ropa de viaje que consistía en un vestido simple de color verde pastel con una cinta verde manzana alrededor de mi cintura.
A pesar de ser largo hasta la mitad de mis piernas, el ventanal que teníamos a nuestra derecha estaba completamente abierto y el viento repentino que entró hizo que el vestido ondeara vergonzosamente en el preciso momento en que se volteó, pero lo que vio no fue precisamente mi cara…por suerte llevaba una linda ropa interior pero igual la situación se volvió a tornar embarazosa.

Disimuló bastante bien volteándose como si no hubiese visto nada, aunque antes de ese hecho estaba segura de que iba a decirme algo lleno se sarcasmo.

No sabía si culpar o agradecer al viento, pero el tramo que me quedaba de escalera la baje con una mano en la parte de la pollera.

Volvíamos a estar en el pequeño hall continuo a las cocinas. Sin mediar palabra, mi guía abrió otra puerta de madera rojiza. Tuve que atajarla con la mano, porque otra vez no me había esperado y ya estaba caminando a su veloz paso.
Salimos a un living con estilo de campo, donde en el muro que teníamos enfrente, del lado Este se hallaba una puerta mediana color blanca y de manijas marrón oscuro.
No imaginé que podría ser esa puerta pero no tuve mucho tiempo para averiguarlo ya que Matt ya estaba desapareciendo por otra puerta que salía a otra parte del jardín trasero.
Caminamos por un sutil camino de piedritas color hueso y azul oscuro, que nos conducía hacia un pequeño bosque. En el sendero pude notar otros caminos que se dirigían a otros bosques de distintos volúmenes.

Matt seguía a la cabeza, miré hacia la mansión que aunque la habíamos dejado bastante atrás seguía viéndose imponente.
Pude apreciar mejor las torres y sus ubicaciones, hasta pude notar la que por ahora me pertenecía.
Sonreí a esa torre, y volví mi mirada al sendero y al muchacho de traje que ya se estaba sumergiendo en el bosque de pinos y abetos.

El bosque se volvió bastante espeso y algo tenebroso ya que la luz del sol poco podía penetrar.
Troté unos pasos hacia Matt, ya comenzaba a sentir algo de escalofríos y no quería quedarme muy atrás.
Mis zapatitos de cuero brillante negros, ahora se veían algo grises por el polvo que levantábamos al caminar por las piedritas.
Volví a observar la mansión, soleada, rodeada de coloridas flores y luego observé a mi alrededor.
Ruidos de búhos y aves, me hacían dar respingos a cada rato. Tenía miedo de lo que pudiera salir de lo profundo del bosque, por eso aceleré mi paso hacia Matt nuevamente. Él se dio cuenta y me miró con burla.
- ¿Ya…llegamos a la piscina?- le pregunté muy asustada mientras miraba como paranoica lo oscuro del bosque a nuestros costados.
- Si, granjera.- me contestó con desgano y altanería.
Olvidé el bosque y fruncí mis labios en un gesto de odio.

Comenzó a penetrar la luz del sol nuevamente, miré hacia arriba y vi unas nubes que pasaban en ese momento. Se estaba nublando, y eso no me gustaba nada. Solo quería ver la piscina y luego volver cuanto antes a mí torre.
En el camino vimos que una persona venía en sentido contrario, era un chico con algo en la mano que parecían varias carpetas. Matt parecía ignorarlo.

Conforme se acercaba más y más, pude notar su aspecto: llevaba puesta una campera de cuero algo desvencijada a propósito, tenía el pelo castaño oscuro y lacio que le tapaba un poco las orejas y estaba largo hasta la nuca. Era delgado pero con hombros anchos, y estatura mediana.
Su caminar era algo pedante, típico de un adolescente. Cuando ya estaba a unos cuantos pocos metros de nosotros pude notar que así era, no tendría más de 17 años.

Al acercarse a Matt, estiró su brazo hacia él. El muchacho le respondió para mi asombro, sujetándolo en un saludo de hombres cariñoso.
-¿Qué tal Matt viste el último número?- le preguntó el adolescente, con una sonrisa tierna.
Al estar ahora más cerca, advertí que sus ojos eran entre azules y celestes, pero sus pestañas largas me dejaron aún más anonadada. El también era muy hermoso.

Sabía que Leicia trabajaba con modelos pero no sabía que vivieran ahí o si ese chico era también uno.
-Si, lo vi Connor. Ese traje de baño estaba muy ajustado o hacía frío ¿no?- le respondió con su típico sarcasmo. Temí por la reacción del chico pero al contrario de lo que pensaba, le sonrió vergonzosamente y le dio una pequeña palmada en el pecho. Luego miró por sobre el hombro de Matt, donde me encontraba rezagada observando la situación.
-Hola.- dijo amablemente haciendo que Matt se moviera un poco al costado para verme mejor. Estiró su mano.-Soy Connor.- exclamó, mientras le tomaba su cálida mano algo nerviosa.
-Sa-Sakin.- dije atropelladamente. Tragué algo de saliva, y el rubor volvió a bañar mis mejillas.
Connor soltó algo tardé mi mano, lo que hizo que el corazón me comenzara a latir aún más violentamente. Sonreí sin saber qué decir de interesante.
-Que linda sonrisa.- me confesó asombrado. Los brazos comenzaron a temblarme, y lo único que pude hacer fue volverle a sonreír ya que me había quedado muda por el cumplido.

Connor volvió a dirigirse a Matt :- ¿Van a la piscina?- acto seguido le guiñó un ojo, que por cierto noté y me hizo poner colorada como un tomate.
-Así es, lamentablemente… ¿Estás muy ocupado, Connor? – casi le imploró al preguntarle esto, y me di cuenta que quería deshacerse de mi cuanto antes. El muchacho volvió a bloquear mi visión dándome la espalda.

Connor suspiró y miró las piedritas del sendero como si fueran alguna comida asquerosa.
-Aún tengo que buscar el tema de la sección de perfumes.- le comentó sin mucho entusiasmo, comenzó a juguetear con las piedritas con sus zapatillas deportivas negras.
- ¿Cai todavía no te corrigió?- preguntó Matt, ahora cruzado de brazos como realmente interesado. Seguía sorprendiéndome el trato amable que tenía con ese adolescente.
- No, tengo hasta las ocho. Quizá si encuentro a Auders me pueda ayudar.- se tiró el pelo hacia atrás, lo que hizo que el aire se inundara de un delicioso perfume.
-Bien, creo que está en la Biblioteca, dijo que iba a ayudar a Hyden con su presentación de mañana.- era increíble, hasta su tono de voz había cambiado.
-Gracias, Matt. Nos vemos mañana, traeré a Ocean.- concluyó algo más aliviado y volvieron a saludarse con un saludo de manos fuerte.
Casi me dolió oír el nombre de otra chica salir de su boca, no sabía exactamente por qué.

-Adiós, Sakin.- me saludó cordialmente al pasar. Me quedé mirando cómo se iba.
“Que linda persona, no como…” pensé.
- ¡Hey, esperame!- tuve que gritar para no quedarme tan atrás


OOOOoooh
;P

2 comentarios:

  1. Parece interesante :3
    sobre todo la seleccion de personajes :)
    Anne Rice XD,la conocia pero nunca habia visto una foto de ella
    Sayounara

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  2. Me gusta:) Espero q escribas algo pronto, me encantaría saber si Matt recibirá su merecido:P Y me encanta Anne Rice!

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